Un niño de 6 años muere tras beber agua potable: así es la terrible ameba 'comecerebros'

Un niño de 6 años ha muerto tras beber agua potable en Jackson (Texas). En dicha agua se encontraba la ameba 'comecerebros', un parásito que entra en el cuerpo humano por vía nasal. Su infección puede derivar en una meninfoencefalitis amebiana primaria. Esta dolencia es altamente improbable de contraer. Tanto es así, que existen únicamente 400 casos en todo el mundo. No obstante, su tasa de mortalidad es del 98%.

La madre hablaba de lo ocurrido en Facebook: “No escuchas sobre estas cosas hasta que te suceden. No crees que serás ese 1 entre 72 millones hasta que te ocurre”. El pequeño murió después de contraer una infección cerebral causada por la ameba.

Este hecho ha llevado a las autoridades a analizar las aguas, tomando muestras de agua en 11 puntos diferentes. En esos análisis han encontrado restos de la ameba 'comecerebros' en tres de esos puntos. Pero lo que ha inquietado sobremanera a las autoridades es que han hallado este parásito en siete ciudades más.

“La Comisión de Calidad Ambiental de Texas, bajo la dirección de la Oficina del Gobernador, está trabajando con la Autoridad del Agua de Brazosport para resolver el problema lo más rápido posible”, escribían en ese aviso. Las autoridades norteamericanas citaron varias zonas afectadas, siendo la que más preocupa Lake Jackson.

Este no es el único caso que se producía en Estados Unidos. El pasado agosto, otro pequeño, Tanner Lake Wall, moría cuando estaba de vacaciones en un lago de Florida. También por el mismo parásito.

¿Qué es la 'ameba comecerebros'?

Es una ameba que prolifera en aguas cálidas dulce y estancadas como lagos, aunque también se ha detectado en piscinas climatizadas. El microorganismo infecta a las personas causándoles una meningoencefalitis amebiana, afectando al sistema nervioso central. La principal vía de contagio es a través de las fosas nasales.

De ahí, penetra al bulbo olfatorio del cerebro donde comienza a alimentarse del sistema nervioso. Una enfermedad muy improbable de contraer pero que tiene una tasa de mortalidad elevada.