La otra cara de las Torres Gemelas: así se construyeron los magníficos rascacielos en el centro de Nueva York
La ciudad de Nueva York derribó hasta 25 manzanas de la zona de Manhattan para poder ubicar allí ambas torres.
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Han pasado 21 años pero la imagen sigue intacta en nuestras retinas. Ya sea porque viviste en directo, a través de la televisión, aquél trágico 11 de septiembre, o porque te lo hayan contado tus padres. Sea como sea, lo que está claro es que los atentados terroristas contra las Torres Gemelas del World Trade Center son una de las mayores tragedias —por no decir la que más— del siglo XXI.
En torno a 2.600 personas perdieron la vida solo en los atentados en Nueva York, a los que hay que sumar 184 del Pentágono y 45 del Boeing 757 en Pensilvania.
No obstante, a veces también es necesario cómo comenzó todo y, en este caso, hablamos de su construcción y en cómo las Torres Gemelas fueron todo un reto arquitectónico.
Así se construyeron las Torres Gemelas, todo un reto para la época
El escritor, crítico y arquitecto español, Pedro Torrijos, publicó un hilo en Twitter en el año 2021, en que quiso rendir homenaje a las torres. En dicho hilo, el arquitecto explica que la ciudad de Nueva York
para poder ubicar allí ambas torres. De hecho, los ciudadanos de por aquel entonces, viendo todo aquello, ya supieron que
El arquitecto, Minoru Yamasaki, pensó a lo grande y quiso construir en el corazón de la ciudad de Nueva York dos edificios de más de 400 metros de altura de 110 plantas cada uno. Una gesta que, no obstante, trajo consigo muchos retos. ¿Cómo ser capaz de mover diariamente a unas 200.000 personas? ¿Cómo podrían aguantar aquellos rascacielos las rachas de viento? ¿Podrían los cimientos aguantar 300.000 toneladas de peso? Lo has leído bien: cada torre pesaba 300.000 toneladas, el equivalente a 1.678 aviones Boeing 747.
¿La solución? Dividir cada rascacielos en
, que podían funcionar de forma independiente.
El problema estructural tuvo una solución sencilla: el ingeniero Leslei Roberston y el arquitecto se dieron cuenta de que la mejor opción no era buscar una sola cimentación, sino que la propia fachada del edificio sujetara el rascacielos. “La fachada era la estructura”, explicó el arquitecto español en su hilo, quien seguidamente especificó aún más sobre este concepto: “La estructura era de tipo tube-in-tube. Es decir, que se componía de un núcleo central de hormigón armado —donde estaban los ascensores—, y una parrilla exterior de acero de alta resistencia que funcionaba como pantalla para repartir las cargas”.
21 años han pasado desde que los dos edificios más representativos de Nueva York desaparecieron. No obstante, hay muchos que todavía los recuerdan por su increíble y majestuosa belleza.