Preocupación en Béligca ante el desabastecimiento de patatas fritas por la crisis del coronavirus

Bélgica se caracteriza por sus cervezas, chocolates, gofres, mejillones y cómo no, por sus patatas fritas. El país entero está lleno de puestos callejeros que te sirven pequeños conos de papel cargados de patatas fritas. Su doble fritura y la gran variedad de salsas hacen de las tradicionales “frites” un elemento indispensable en la dieta belga.

Maison Antoine por ejemplo es un puesto de patatas fritas muy popular en Bruselas. Se encuentra situado en la Place Jourdan, pegado a las Instituciones Europeas. En una ocasión, en una de esas interminables reuniones que los líderes europeos tienen en la capital comunitaria, Angela Merkel acudió de madrugada en busca de su ración de patatas fritas.

Con la crisis del coronavirus el sector está atravesando la peor crisis de su historia. En juego están 750.000 toneladas de patatas, el 40 por ciento de toda la cosecha que estos días no se está consumiendo ya que bares y restaurantes se encuentran cerrados. Esta situación podría provocar pérdidas de hasta 125 millones de euros.

El sector recuerda que las “frites” son un producto que por su particularidad en la fritura normalmente se consume fuera de casa, en bares, restaurante y los puestos que hay en los diferentes barrios del país. Además, también han caído las exportaciones de patatas congeladas, algo que ha terminado de rematar el drama que se está viviendo.

Las autoridades han comenzado con campañas a través de las redes sociales para que la gente consuma este símbolo nacional. También invitan a los ciudadanos a consumir patatas fritas dos veces a la semana, algo con lo que buscan minimizar el impacto económico. Todos, en definitiva, tienen que hacer un esfuerzo para que no se pierda la cosecha de este año y mantener viva la tradición de la patata frita de Bélgica.