Siete años del atentado de Charlie Hebdo: La pluma es más fuerte que la bala

El 7 de enero de 2015 fallecieron doce personas en el semanario francés. Siete años después Charlie Hebdo sigue siendo uno de los periódicos más característicos del mundo del humor

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Alex García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hay efemérides que desgraciadamente nos gustaría no tener que rememorar, la de hoy es una de ellas. En unas fechas que aún mantienen alguno de los coletazos del espíritu navideño, y cuando todavía nos manteníamos expectantes e ilusos con los regalos que los Reyes Magos nos habían dejado el día anterior; el 7 de enero de 2015, acabó repentinamente con esa alegría, para teñir la salida de la Navidad de un velo negro y oscuro rodeado de terror. Dos individuos habían irrumpido en la redacción de un semanario para atentar contra unos redactores, contra la prensa y contra la libertad de expresión.

Aquel 7 de enero empezaba como cualquier otro, con la calma habitual de la resaca navideña y la sensación de tensión en unos engranajes que por fechas deben dejar atrás las fiestas y regresar a su ritmo normal de trabajo. Todo era normal, no había nada llamativo en la Rue Nicolas-Appert, 10, del Distrito XI de París, donde los miembros de la redacción del semanario satírico de Charlie Hebdo arrancaban su jornada hasta que llegaron las 11 de la mañana.

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En ese momento, dos encapuchados ataviados con armas automáticas llegaron al edificio en un Citröen C3 y procedieron a entrar en el edificio. Allí preguntaron a una persona de mantenimiento si se encontraba ahí la sede del periódico, el trabajador respondió afirmativamente y a continuación lo ejecutaron. Los tipos llegaron a las puertas de la redacción y abrieron fuego contra las personas que ahí se encontraban. Mataron a once personas. Cinco caricaturistas, dos columnistas y el editor jefe; todos ellos abatidos por el cruel ataque desmedido de aquellos que no toleran la libertad de expresión.

Jean Cabut, (alias Cabu), Stéphane Charbonnier (Charb), Bernard Verlhac (Tignous), Bernard Maris (Oncle Bernard), Mustapha Ourad, lsa Cayat, Georges Wolinski y Philippe Honoré. Todos ellos reputados miembros de Charlie Hebdo que se encontraron con la sentencia fatal de una muerte inesperada y prematura. Los atacantes escaparon con éxito, y a la salida asesinaron a un policía antes de escapar en el coche en el que habían llegado al lugar.

Tres días de terror

A partir de ese momento, comenzó una sucesión de horas en las que la tensión afloraba las cabezas de medio mundo, y en concreto las de las personas de Francia, que una vez más se habían visto amenazadas por la constante incertidumbre de lo posterior a un atentado. Los dos perpetradores perdieron una identificación por el camino, por lo que la Gendarmería francesa pudo poner nombre y apellidos a las dos personas responsables de la masacre. Se trataba de dos hermanos, Said Kouachi y Chérif Kouachi, quienes en plena huida tuvieron un choque y se vieron obligados a cambiar de automóvil.

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En ese momento una tercera persona entró en escena, Amedy Coulibaly. Este tipo se había atrincherado en un supermercado de Porte de Vincennes llamado Hyperchacher, y que era una tienda dedicada fundamentalmente a la distribución de productos judíos. Coulibaly advirtió que asesinaría a los rehenes que había tomado, si no se detenía la búsqueda de los hermanos Kouachi. Estos habían atacado una gasolinera en las afueras de París y terminaron llegando a una imprenta donde una de las trabajadoras notificó que allí se encontraban los terroristas.

A pesar del aviso de Coulibaly, y tres días después del comienzo de la sucesión de crímenes, la policía francesa llegó al lugar donde se ocultaban los Kouachi y abatió a Said y a Chérif. Poco tiempo después en el supermercado, la Gendarmería haría lo propio con Amedy Coulibaly, que a pesar de conseguir liberar a quince de los diecinueve, se encontraron con cuatro personas asesinadas.

Un mensaje para el mundo

Los atentados contra Charlie Hebdo, protagonizaron una de las manifestaciones mundiales más grandes de las últimas décadas. El lema de "Je Suis Charlie" (Todos Somos Charlie) dieron la vuelta al globo trasladando un mensaje de paz, de libertad de expresión y de odio y rechazo ante el terrorismo. Gobiernos, instituciones públicas y privadas, miembros de otros medios de comunicación y personas públicas salieron a las calles y se pronunciaron contra el yihadismo en una época en la que afloraba el odio hacia occidente.

A pesar del odio y del dolor generado, el semanario siguió publicando sus números de manera habitual, con mención especial a la primera entrega después del atentado donde aparecía un terrorista con un cartel que tenía la leyenda de que "todo está perdonado". Siete años después y sin olvidar el dolor que causó la muerte de tantas personas que solo hacían humor, Charlie Hebdo sigue llegando a los quioscos con normalidad y defendiendo el humor y la sátira por encima del dolor, la injusticia y la muerte.

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