Trump firma los aranceles del 25 por ciento a las importaciones de aluminio y acero estadounidenses

El presidente norteamericano también adelantó que "probablemente este martes o miércoles" anunciaría aranceles recíprocos a varios países para equiparar los gravámenes que estos aplican a las exportaciones

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado por Howard Lutnick (derecha), director ejecutivo de Cantor Fitzgerald LP y candidato a secretario de Comercio de Estados Unidos, durante la firma de una orden ejecutiva en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el 10 de febrero de 2025

EFE

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado por Howard Lutnick (derecha), director ejecutivo de Cantor Fitzgerald LP y candidato a secretario de Comercio de Estados Unidos, durante la firma de una orden ejecutiva en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el 10 de febrero de 2025

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este lunes dos órdenes ejecutivas que establecen un nuevo gravamen arancelario del 25 % a las importaciones de acero y aluminio en el país. Esta medida tiene como objetivo "hacer Estados Unidos rico de nuevo", tal y como afirmó Trump desde el Despacho Oval, después de firmar la orden ejecutiva. Sin embargo, lo más relevante es que esta acción podría desencadenar una serie de repercusiones tanto para las relaciones comerciales internacionales como para la economía global.

La Casa Blanca ha confirmado que estos aranceles del 25 % se aplicarán de manera global, lo que implica que no habrá excepciones para ningún país en cuanto a la importación de acero y aluminio. Según los datos del Instituto Americano del Hierro y el Acero, Canadá es el principal proveedor de acero para EE. UU., seguido por México, Corea del Sur, Brasil y Vietnam. En cuanto al aluminio, cerca de dos tercios del suministro estadounidense proviene de Canadá, según la Asociación del Aluminio. Aunque en su primer mandato Trump ya aplicó aranceles similares en 2018, concediendo excepciones a países como Australia, Brasil, Canadá y México, en esta ocasión no se ha especificado si habrá exenciones para algún país en particular.

Trump no solo firmó los nuevos aranceles a las importaciones de acero y aluminio, sino que también adelantó que "probablemente este martes o miércoles" anunciaría aranceles recíprocos a varios países para igualar los gravámenes que aplican estos a las exportaciones estadounidenses. Aunque no especificó qué países se verán afectados, el presidente ha sido especialmente crítico con la Unión Europea, que mantiene un 10 % de arancel sobre los automóviles importados, muy por encima del 2,5 % que EE. UU. aplica a los vehículos provenientes del continente europeo.

Esta estrategia se enmarca dentro de la política comercial de Trump, quien ha calificado en diversas ocasiones los aranceles como "la palabra más hermosa del diccionario". Trump los utiliza como herramienta de negociación para obtener concesiones no solo en comercio, sino también en asuntos de migración y seguridad. Un ejemplo claro de esta estrategia fue el mes pasado, cuando impuso aranceles a productos colombianos tras la negativa del presidente Gustavo Petro a aceptar un vuelo con migrantes deportados encadenados. Sin embargo, el mandatario estadounidense dio marcha atrás en esta medida después de que Colombia aceptara seguir recibiendo los vuelos de deportación.

Las medidas arancelarias de Trump podrían afectar de manera significativa a los mercados internacionales. Para las industrias de acero y aluminio de otros países, los nuevos aranceles representan un desafío económico, pues muchos de ellos dependen de exportar estos productos a EE. UU. A su vez, la aplicación de aranceles recíprocos podría generar una nueva ola de proteccionismo a nivel global, lo que podría desencadenar una guerra comercial más amplia, afectando a los precios y la disponibilidad de productos en los mercados internacionales.

En cuanto a las relaciones bilaterales con países como Canadá y México, los aranceles podrían generar tensiones adicionales, especialmente cuando ambos países son importantes socios comerciales para EE. UU. Sin embargo, la administración Trump ha mostrado su disposición a negociar acuerdos bilaterales que favorezcan los intereses estadounidenses, lo que podría mitigar, en parte, los efectos negativos de estas políticas arancelarias.

A pocos meses de las elecciones presidenciales de 2024, las decisiones de Trump sobre aranceles podrían tener un componente político. Al impulsar medidas proteccionistas, el presidente busca consolidar su base electoral entre los votantes que respaldan su postura de "America First", una estrategia que ha sido clave en su discurso político desde su llegada a la Casa Blanca en 2016. Sin embargo, esta postura también podría generar un malestar generalizado en sectores económicos que se verían perjudicados por el aumento de los costes de importación, lo que podría influir en la opinión pública de cara a los comicios.

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