Se acabó el teatro

Jordi Sánchez, como casi todo el mundo sabía, incluido el Presidente del Parlamento de Cataluña, no podrá asistir mañana a la sesión de su investidura como Presidente de la Generalitat. El Juez Llarena ha rechazado la petición del ex presidente de la ANC por razones también conocidas: existe riesgo de reiteración delictiva.

Así las cosas, Roger Torrent ha decidido aplazar el Pleno; una vez más, no habrá investidura. Llegados a este punto ya solo quedan dos salidas: o se busca a un candidato sin asuntos judiciales pendientes o se convocan elecciones. La sociedad catalana tiene derecho a un Gobierno efectivo que cumpla con sus obligaciones y tome decisiones en los asuntos que afectan a derechos, servicios, prestaciones y libertades de los ciudadanos. Acostumbrarse a una situación de vacío político como la actual acaba por deteriorar las instituciones, y lo que es peor, genera un hartazgo social que deslegitima a esas mismas instituciones.

Se acabaron las tentativas, los experimentos y las representaciones teatrales. Cataluña necesita un Gobierno, y para conseguirlo es preciso que en el seno de las fuerzas independentistas alguien esté dispuesto a dar el paso para que se restablezca la normalidad. El problema es quién le pone el cascabel al gato.