Adiós al padre Garralda, un cristiano creíble

Lejos de los personalismos, la metodología del padre Garralda se resume en el evangelio de Mateo 25: tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de beber…

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Descansa en paz el jesuita Jaime Garralda, tras 96 años de entrega a los demás. El fundador de la fundación Horizontes Abiertos deja un impresionante legado que ha cambiado la vida de miles de personas, los últimos de los últimos, los leprosos de nuestro tiempo, como los toxicómanos, los enfermos de sida o las personas sin techo. Gracias a él cambió la fisionomía de las cárceles españolas, y miles de hijos de mujeres presas han podido crecer junto a sus madres. Gracias también a él miles de personas han muerto sabiendo por fin lo que es tener un hogar y sentirse queridos. Pero al padre Garralda sobre todo le alegraba recordar a aquellos que salieron del pozo y rehicieron su vida. El secreto de la eficacia de sus métodos de ayuda consistía en que no había secreto. Simplemente creía en estas personas, compartía su vida con ellas, considerándolas como de su propia familia, sin escatimar en medios para darles los tratamientos que necesitaban hasta su completa rehabilitación.

Ese testimonio ha arrastrado a multitud de voluntarios, que hace tiempo ya tomaron las riendas de los proyectos. Lejos de los personalismos, la metodología del padre Garralda se resume en el evangelio de Mateo 25: tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de beber… Sacerdote de acción más que de reflexión teológica, su testimonio de entrega siempre alegre ha conectado con personas de todo el espectro social e ideológico, encarnando el anuncio cristiano de modo creíble. Por eso podemos decir del padre Garralda que ha muerto un hombre con fama de santidad, un cristiano que ha tenido una vida realmente feliz y plena.