Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Partido Popular ha instado a Inés Arrimadas, como candidata del partido más votado en las recientes elecciones catalanas, a presentarse a la investidura. Con sus 36 escaños, y sin posibilidad alguna de formar una mayoría suficiente, puede parecer casi una broma que Ciudadanos ya ha rechazado. Sin embargo la propuesta tiene su razón de ser. Si Ciudadanos asumiera esa responsabilidad, es obvio que tendría que hablar con socialistas y populares, con los que alcanzaría un número de diputados muy alejado del que suman los separatistas. Sin embargo ese diálogo permitiría establecer un programa común para Cataluña basado en la Constitución, que tendría que ser debatido en el Parlament.
Lógicamente, Ciudadanos teme el desgaste que supondría una investidura fallida, pero la otra cara de la moneda sería la oportunidad de plantear un programa de gobierno alternativo al del independentismo, que tendría que retratarse en el debate parlamentario. Por otra parte, sería la ocasión de poner a prueba las contradicciones internas del bloque independentista, donde cada día es más evidente la lucha entre Puigdemont y Junqueras por el liderazgo. En todo caso, para explorar esta posibilidad haría falta un nivel de confianza entre los constitucionalistas que por desgracia no se aprecia en las últimas horas.