Atentos al grito de los pobres

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Ya en Macedonia del Norte, última etapa del viaje apostólico que le ha llevado también a Bulgaria, el Papa Francisco ha querido hoy rendir homenaje a la memoria de Santa Teresa de Calcuta. Y lo ha hecho en la Casa-Memorial, construida precisamente en Skopje, su localidad natal.

Teresa fue, a lo largo de su existencia, una generosa dispensadora de la misericordia divina. Ella supo encarnar el Evangelio de manera extraordinaria entre los más pobres y necesitados; supo ponerse a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto de la no nacida como de la abandonada y descartada; y supo inclinarse sobre las personas desfallecidas, que mueren sin nadie a su lado, en medio de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado a cada uno de ellos.

Su testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres permanece hoy entre nosotros como modelo de santidad. Por eso a Madre Teresa, como ha hecho hoy el Papa, le debemos pedir la gracia de estar vigilantes y atentos al grito de los pobres, de aquellos que están privados de sus derechos, de los enfermos, de los marginados, de los últimos. Que nos conceda la gracia de ser también nosotros signo de amor y de esperanza en nuestro tiempo, en el que también muchas personas se encuentran en situación de extrema necesidad. Sus rostros siguen hoy interpelándonos, desde las periferias geográficas y existenciales, desde cada ser humano afligido por el sufrimiento y la injusticia.