Escenificaciones

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La reunión de esta tarde entre Iñigo Urkullu y Pablo Iglesias forma parte de un juego de escenificación con el que el líder de Podemos está ganando espacio y protagonismo político. Ni la visita a Lledoners del pasado viernes con Junqueras ni la conversación telefónica de este domingo con Puigdemont eran necesarias para que el Gobierno de Sánchez pudiera negociar el apoyo a los presupuestos. Las conversaciones del Gobierno de Sánchez con ERC son permanentes, así como las que se mantienen con el PDeCAT.

La agenda repleta de Iglesias de los últimos días parece responder al deseo de mostrar que la unión de fuerzas que hizo posible la moción de censura está viva y tiene vocación de futuro. Las idas y venidas del líder de Podemos con independentistas en prisión preventiva y fugados de la justicia parecen querer normalizar a sus interlocutores como actores de la vida política española y resaltar su papel.

La distancia que Sánchez pone con estas entrevistas no es creíble. Iglesias no se estaría moviendo de este modo si no actuara como enviado del proyecto que comparte con el Gobierno. Otra cosa es que Sánchez sea, después de lo sucedido en los cuatros últimos días, más consciente de que su socio preferente es su principal competidor. Podemos siempre actuará para ganar espacio a costa del PSOE.