LÍNEA EDITORIAL

Las elecciones en Venezuela son una farsa; la crisis no

La crisis se ha internacionalizado con este éxodo masivo, generando serias presiones en los países colindantes, particularmente en Colombia, que ha requerido ayuda internacional

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Nadie espera gran cosa de las elecciones que se celebran hoy en Venezuela. Con buena parte de la oposición encarcelada o privada de derechos políticos, la farsa no puede engañar a nadie. La mayoría de los opositores ha optado por boicotear los comicios para evitar legitimarlos. Pero Venezuela no es solo una dictadura. En estas dos décadas el régimen ha llevado a un país con grandes riquezas naturales a un colapso económico sin precedentes. No hay medicamentos en los hospitales ni comida en los supermercados. La inflación, con creces la más alta del mundo, se espera que cierre el año en el 18.000 por ciento, lo que indica una quiebra absoluta. Alrededor del 90 % de la población vive en la pobreza, mientras el presidente Nicolás Maduro anima a los venezolanos a acudir a las urnas con el llamado Carné de la Patria, recompensando el voto oficialista con algunos alimentos.

No sorprende que en los últimos cuatro años hayan huido del país un millón de venezolanos. La crisis se ha internacionalizado con este éxodo masivo, generando serias presiones en los países colindantes, particularmente en Colombia, que ha requerido ayuda internacional. Pero es en Venezuela donde se necesitan urgentemente soluciones, y no van a llegar de una farsa electoral como la de este domingo. Los 14 países del llamado Grupo de Lima, que agrupa a los principales estados latinoamericanos, han anunciado que no reconocerán el resultado. Esta decisión debe servir de referencia al resto de la comunidad internacional.