J.L. Restán
Línea Editorial: ¿Queda tiempo para reaccionar?
Los españoles, todos los españoles, conocemos ya el texto de la Ley de Transitoriedad que han rubricado el PdeCat, ERC y la CUP. Los medios de comunicación nos permiten conocer todos los detalles jurídicos de un texto que al modo de una ley fundamental diseña el camino para consumar la «desconexión» del Estado español y caminar hacia la convocatoria de una asamblea constituyente a la que correspondería aprobar la Constitución del Estado catalán. El texto será contrario al Estatuto y a la Constitución española, será más o menos proclive a potenciar el papel del Ejecutivo en un momento de excepcionalidad, favorecerá más o menos la democracia identitaria, pero lo que es innegable es que apuesta por la ruptura de la convivencia como si de un valor se tratara. ¿Hay tiempo y capacidad de reacción para iniciar el camino de la recomposición? Esta es la cuestión.En Cataluña hace mucho tiempo que desparecieron los actores capaces de mediar y tender puentes. La desaparición de fuerzas, grupos y asociaciones capaces de ocupar el centro ha generado costes muy altos. El divorcio de parte, sin posibilidad de que la parte repudiada pueda esgrimir sus razones, ya se ha materializado. Y ahora ¿qué hacemos? El secesionismo dice que el Estado carece del Plan B, cuando en realidad no conocemos en su integridad el Plan A del bloque independentista. Se trata de pillar a España a traición para, según dicen algunos, que eldía 2 los catalanes puedan negociar de tú a tú con los Gobiernos europeos. Es una quimera, una quimera peligrosa que genera un estado de agitación que no alterará los nervios de acero del Estado, pero provoca indignación, miedo y visceralidad en la ciudadanía.¿Hay alguien dispuesto a apelar a la responsabilidad de todos para que tomemos conciencia de los riesgos de este despropósito? En política, llegar tarde es no llegar. Quizás no sea, todavía, demasiado tarde.
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura