J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Llenar el vacío del centro político en Cataluña

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Una de las imágenes que dejó ayer el proceso soberanista es la soledad de Santi Vila en la Audiencia Nacional. Encumbrado por parte de la prensa como la esperanza “moderada” del catalanismo, fue el único de los antiguos consellers citados a declarar no arropado con ovaciones de los suyos, que le consideran un traidor por dimitir antes de que se votara la declaración de independencia. No lo va a tener fácil Vila para que el PDeCAT le designe candidato a la Generalitat, algo que, por otra parte, solo sería posible si no termina inhabilitado. Pero incluso en ese supuesto difícilmente puede considerarse un retorno a la moderación a quien, de entrada, es partidario de romper con España, aunque difiera en la estrategia de Puigdemont.

El catalanismo moderado lo representan hoy más bien Lluires o Units per Avançar. El problema es que para que se abrieran paso ese tipo de corrientes haría falta sosiego. Sosiego y reconocimiento de la derrota, cosa que la antigua CiU nunca ha sabido gestionar. A cada pérdida o perspectiva de pérdida de poder, los convergentes han respondido en los últimos años con huidas al monte. Y han terminado creando un monstruo que tal vez les inhabilite para llenar ese hueco en el centrismo que con urgencia necesita llenar la política catalana, más aún si se cumple el vaticino de un gobierno de ERC.