Los lazos de pasado mañana
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Presidente de la Generalitat es un activista. Entre el ejercicio de sus funciones de Gobierno y la defensa de intereses de partido, Torra opta siempre por lo segundo. Sin embargo no lo hace a pie de calle, sino desde las instituciones políticas. En nombre de Cataluña y de los catalanes, el Presidente de la Generalitat quita y pone lazos a su antojo, usa indebidamente a la policía autonómica y convierte el Palacio de la Generalitat en el cuartel de mando del movimiento independentista.
Desde que el pasado 11 de marzo la Junta Electoral Central notificara que en período electoral las instituciones no podían usar símbolos partidistas, Torra ha jugado a burlar las decisiones de este órgano judicial. Creyendo una vez más que la picaresca es signo de inteligencia, Torra malmete contra las instituciones de autogobierno, dispone a parte de la población contra la policía que legítimamente garantiza la seguridad, al tiempo que usa los recursos públicos al servicio de su verdadero jefe, el ex presidente Puigdemont. Así es el día a día de Cataluña desde hace demasiado tiempo. La JEC puede y debe actuar ahora, pero los lazos y las pancartas que se exhiben en las instituciones son siempre, y no solo en período electoral, la manifestación de intereses de parte. Los gobernantes se deben a todos los ciudadanos, y no solo a unos cuantos. Por eso sorprende que hasta el día de hoy nadie haya movido un dedo para obligar a la Generalitat a retirar unos símbolos que nunca jamás deberían colgar de una institución pública.