LÍNEA EDITORIAL

El migrante, nuestro compañero de viaje

Cuando el tema desaparezca de las primeras planas seguirá siendo necesario acompañar a estas personas para que aprendan adecuadamente el idioma y puedan trabajar y normalizar su situación en España

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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“Compartiendo el Viaje” es el nombre de la iniciativa de Cáritas que acogen, desde hoy y a lo largo de la semana, parroquias de toda España. A petición del Papa Francisco, se trata de un lugar de encuentro en el que personas venidas de otros países comparten sus historias en un clima de recogimiento, primero, y confraternizando después con las comunidades católicas locales en un almuerzo con los respectivos platos típicos. Conocer al otro, poner rostro al migrante y al refugiado, es fundamental para deshacer muchos de los prejuicios que suscitan reacciones de rechazo. A la vez, sin embargo, la Iglesia está insistiendo mucho en que no basta con ese impulso solidario inicial. Una reacción de solidaridad, como la que se ha visto en la opinión pública ante la llegada de los pasajeros del Aquarius, puede acabar transformándose en hostilidad si no se trabaja adecuadamente después en la integración.

Cuando el tema desaparezca de las primeras planas seguirá siendo necesario acompañar a estas personas para que aprendan adecuadamente el idioma y puedan trabajar y normalizar su situación en España. Ese es el ejemplo que ha dado Alemania con la crisis de refugiados. Obviamente, más allá de las motivaciones humanitarias, hubo un claro interés de recibir mano de obra joven y con frecuencia bien formada, lo cual, por cierto, no impidió el repunte de la xenofobia. Por eso eso tan importante habilitar verdaderos espacios de encuentro, como está haciendo Cáritas. Y a través de las historias personales de esos migrantes y refugiados, dar a conocer las injusticias que les han obligado a abandonar su país.