Nada que ver con la regeneración

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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A falta de nuevas encuestas, prohibidas durante la última semana electoral, no sabemos hasta qué punto ha decantado su voto el 40% de indecisos que revelaban los últimos sondeos. En todo caso no dejan de surgir sorpresas como la decisión del que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Angel Garrido, que anunció a cuatro días de las elecciones su paso del Partido Popular a Ciudadanos en una maniobra que acentúa la pugna en el bloque del centro-derecha. Hasta ayer, Garrido apoyaba con todas sus fuerzas al PP y formaba parte de su candidatura a las elecciones europeas.

Garrido, que ha sido un buen gestor, puede tener sus razones personales para dejar al partido en el que ha militado casi treinta años, al no verse confirmado como candidato a la Comunidad de Madrid, pero la forma, los argumentos y el momento elegido para cambiar de partido, no dejan de ser un gesto de deslealtad que, además de restarle credibilidad, solo ha podido alegrar a un PSOE encantado con los rifirrafes en el seno del centro-derecha. Tampoco Ciudadanos debería presumir de este fichaje, porque la forma en que se ha producido tiene poco que ver con la regeneración que pretende abanderar, y mucho con los vicios de la que suelen denunciar como “vieja política”. Suele ocurrir que este tipo de operaciones políticas, presentadas como supuestos triunfos, la realidad se encarga de transformarlas en fracasos.