LÍNEA EDITORIAL

Nuestra «casa común», seriamente amenazada

"El «ve y repara mi Iglesia» que oyó san Francisco de Asís, se aplica hoy, dice el Papa, a nuestra «casa común», el planeta tierra, que necesita con urgencia ser reparada para seguir albergando vida"

José Luis Restán

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A los tres años de la publicación de la encíclica Laudato si, Francisco ha convocado esta semana en el Vaticano a personalidades políticas, científicas y religiosas de unos 150 países para unir fuerzas contra el cambio climático y contra un modelo económico que deja en la cuneta a millones de seres humanos. El «ve y repara mi Iglesia» que oyó san Francisco de Asís, se aplica hoy, dice el Papa, a nuestra «casa común», el planeta tierra, que necesita con urgencia ser reparada para seguir albergando vida. El Obispo de Roma habló de la responsabilidad de los gobiernos, especialmente los «más poderosos» y «contaminantes», aunque sin dejar de advertir que la causa última del problema reside en la cultura consumista y la falta de conciencia en las personas de los países ricos por las consecuencias que sus estilos de vida provocan en los demás. De ahí su apelación a una conversión ecológica y a la responsabilidad de los cristianos en promover nuevas actitudes, sin las cuales no habrá cambios profundos y duraderos.

Desde el Vaticano preocupa, sin embargo, la falta de conciencia sobre el peligro real de «una catástrofe global sin precedentes», según la expresión utilizada por un estrecho colaborador del Papa. La preocupación es compartida por muy diversos actores, que han descubierto en la Iglesia el referente moral frente a una amenaza que afecta, en primer lugar, a las poblaciones más pobres y vulnerables, pero que empieza ya a tener serias consecuencias para la humanidad en su conjunto.