Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
La agenda del Gobierno de Pedro Sánchez está cargada de retos políticos inmediatos. Pero esto no puede hacerle olvidar algunas cuestiones relevantes con las que nos jugamos el futuro de España. En primer lugar la educación. Pedro Sánchez ha designado para esta cartera a Isabel Celaá, que fue Consejera de Educación en el gobierno socialista de Patxi López en el País Vasco. Además le ha encomendado la no siempre grata responsabilidad de ser portavoz del gobierno.
De la nueva ministra de educación hay que destacar su amplia cultura, seriedad, competencia y capacidad de liderazgo. No son pocos los retos con lo que se va a enfrentar. Uno de ellos es el consenso entre todos los actores implicados en el sistema educativo. El pacto de Estado por la educación debería dejar de ser un sueño inalcanzable para convertirse en la base sobre la que articular una adecuada política de Estado.
Es necesario, como han señalado los responsables de Educación Católica en su carta de felicitación a la nueva ministra, que el consenso educativo tenga en cuenta todas las voces y no imponga modelos ideológicos desde el Estado. Un consenso educativo en el que se respete la libertad de los padres para elegir el modelo de educación para sus hijos tal y como reconoce nuestra Constitución. Un consenso que valore la contribución de la Iglesia y de la iniciativa social a la educación, y que no desprecie ni margine la enseñanza de la religión en la escuela, ya que es un factor clave para la conformación de la personalidad y el diálogo social, como reconocen los sistemas educativos de nuestro entorno. Es urgente alcanzar un Pacto educativo, que permita una enseñanza de calidad y que promueva la libertad de todos.