J.L. Restán | Línea Editorial

La paz basada en la justicia y el perdón

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha pronunciado un importante discurso ante el gobierno de Myanmar, representantes de la sociedad civil y del Cuerpo Diplomático. Se trataba de un discurso muy esperado, dentro y fuera del país, debido a los diversos conflictos armados de raíz étnica que laceran Myanmar. El Papa no aludió explícitamente a la minoría musulmana de los rohingyas, pero Francisco ha invitado continuamente a reconocer los derechos de todas las minorías y a superar las fracturas internas.

Myanmar es una democracia débil en la que el papel del Ejército es todavía muy determinante. Los desequilibrios internos requieren guante de seda y el Papa fue tan conciliador como claro en sus palabras. La paz requiere de la justicia y esta pasa por el reconocimiento de los derechos humanos de todos los ciudadanos sin excepciones. Además ha insistido en que las diferencias, lejos de ser una amenaza, son un patrimonio que enriquece la convivencia.

Los ciudadanos de Myanmar pertenecen a diferentes etnias y profesan distintas religiones. La minoría musulmana es despreciada y perseguida, pero también sufren discriminación, por ejemplo, los kachin, mayoritariamente cristianos. El país sólo será viable sobre la base de la reconciliación, y eso requiere el ejercicio del perdón y una voluntad política inclusiva.

Las autoridades que ayer escucharon al Papa, con la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi en primera fila, saben lo que Francisco y la Iglesia católica piensan al respecto, pero también saben que pueden contar con su ayuda eficaz para un proceso de reconstrucción espiritual de la nación.