J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
Recordar al mártir Jacques, glorificar la Vida
Se cumple el primer aniversario de la muerte del anciano sacerdote francés Jacques Hamel, brutalmente asesinado, mientras celebraba Misa, a manos de dos jóvenes que actuaron en nombre del Daesh. Las circunstancias de lo que el Papa no dudó en calificar como «martirio» provocaron una profunda conmoción en Francia y en toda Europa. Especialmente llamativa fue la contundente reacción de las comunidades musulmanas, en lo que algunos han calificado como punto de inflexión. Sin dejar espacio a la ambigüedad, las autoridades musulmanas desacreditaron la instrumentalización del islam por parte de grupos que en realidad solo luchan por el poder.No hay verdadera religión en las motivaciones de los asesinos, sino más bien nihilismo puro, que se nutre de la desorientación vital de jóvenes procedentes de entornos culturalmente sunitas con deficiente o nula formación religiosa. La banalidad del terrorista contrasta poderosamente con la entereza del mártir, que no busca su destino, pero es capaz de dar la vida por Jesús perdonando a sus asesinos. Desde hace 2.000 años la lista es interminable y ni mucho menos está cerrada a día de hoy. Después de Jacques Hamel ha habido otros. Son personas corrientes, que como este sacerdote encajan mal en el estereotipo a menudo edulcorado del martirio y de la santidad. Los mártires son “simplemente” cristianos que siguieron a Jesús hasta el final. Venerarlos es lo opuesto a glorificar la muerte, al modo del terrorista. Lo que el martirio ensalza, por el contrario, es la grandeza del don supremo divino de la Vida.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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