J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El rostro de los niños que sufren

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En el tradicional mensaje Urbi et Orbi el Papa Francisco ha dicho que mientras el mundo se ve azotado por vientos de guerra, y un modelo de desarrollo ya caduco sigue provocando degradación humana, social y ambiental, la Navidad invita a fijarnos en la señal del Niño y a que lo reconozcamos en los diferentes rostros de los niños que hoy en día no tienen sitio en la posada.

Vemos a Jesús en los niños de Oriente Medio, que sigue sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos; en los niños sirios marcados aún por la guerra que ha ensangrentado ese país en estos años; en los niños que sufren en países como Sudán del Sur, Somalia, Burundi, a República Democrática del Congo, República Centroafricana y Nigeria. Lo vemos en los niños cuyos padres no tienen trabajo y en los que se ven obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo presa fácil para los traficantes de personas.

Jesús conoce bien el dolor de no ser acogido y la dificultad de no tener un lugar donde reclinar la cabeza. Ojalá que, como nos ha dicho el Papa, seamos capaces de abrir el corazón y de no dar portazo al Niño, el amor de Dios hecho hombre por nosotros, y que nos esforcemos para hacer que nuestro mundo sea más humano y más digno de los niños de hoy de mañana.