J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

De la sombra a la luz

París acogió este pasado fin de semana una multitudinaria Marcha por la Vida que se celebra por duodécimo año consecutivo.

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

1 min lectura

París acogió este pasado fin de semana una multitudinaria Marcha por la Vida que se celebra por duodécimo año consecutivo. En esta ocasión ha estado centrada en la revisión de la Ley de Bioética, que ahora mismo está en juego en el panorama político y legislativo francés. Con el lema “De la sombra a la luz”, los convocantes de la Marcha, entre los que se encuentran asociaciones como “One of us” o la Fundación Jerome Lejeune, han denunciado con toda claridad que el aborto es tanto el origen como la culminación de un proceso de deshumanización. También han identificado el diseño calculado de una eficaz ingeniería social, bajo el pretexto de la extensión de derechos, que pretende favorecer la experimentación con embriones, los tratamientos para cambiar el sexo o las diversas formas de eugenesia encubierta para las personas con Síndrome de Down.

Lo que sucede en Francia no es muy distinto a lo que sucede en buena parte de Occidente donde, en palabras de Julián Marías, se ha llegado a la aceptación social del mal, ejemplificado en el drama del aborto. La toma de medidas concretas por parte de los gobernantes es muy importante. En este sentido, iniciativas como la del presidente norteamericano Donald Trump de establecer una jornada anual como Día de la Vida Humana ayudan a que la cuestión no caiga en el olvido. Pero lo verdaderamente decisivo es la implicación de la sociedad civil con iniciativas como las Marchas por la Vida, un claro indicador de la fibra moral que conserva buena parte de la sociedad.