Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las últimas decisiones del Tribunal Constitucional sobre la ley del aborto y sobre el caso de los EREs de Andalucía han aumentado la sensación de que la institución que debe velar por el cumplimiento de la Carta Magna se ha convertido en una tercera Cámara legislativa. Algunos juristas hablaban ya hace mucho tiempo de los tribunales constitucionales como legisladores negativos, porque dejan sin efectos las leyes que son contrarias a la Carta Magna. Pero los tribunales constitucionales no fueron concebidos para reflejar las mayorías que dominan en las asambleas legislativas como resultado de las convocatorias electorales. Son una institución de contrapeso. Si las instituciones no tienen una mínima independencia es porque, de un modo u otro, se aceptan razonamientos populistas.