Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Santa Sede ha organizado una Conferencia internacional sobre el modo de combatir la violencia que se perpetra en nombre de la religión. Los asistentes, cristianos y musulmanes, se han reunido para compartir preocupaciones, análisis y propuestas de solución en torno a las dos cuestiones que mayor peso tienen en la violencia que pretende justificarse en la religión: la interpretación literal de los textos sagrados y la instrumentalización política de lo religioso.
Matar en nombre de Dios es, como ha recordado el Papa esta mañana, la negación de toda auténtica religiosidad, más aún, es una blasfemia. El odio, el rencor y la venganza, propios de los pecados y los crímenes humanos, no pueden imputarse a Dios. Son precisamente los hombres religiosos quienes deben contribuir a purificar las adherencias que contaminan la fe y manchan el nombre de Dios. Y esta tarea solo es posible de manera conjunta y cooperativa a través de un diálogo que acerque a líderes religiosos, políticos y educativos. Las relaciones de amistad en el diálogo interreligioso tienen un alto valor pedagógico, derriban muros y curan prejuicios. La presencia de Francisco en la Conferencia Internacional de Paz organizada por la Universidad de Al Azhar fue un ejemplo de este camino que ha recorrido ahora en Roma un trayecto más.