Angustiosa espera en Venezuela

La Unión Europea, donde España debiera llevar la voz cantante, se mantiene en el limbo de la duda.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Como un “signo de esperanza” para lograr cambios significativos en el país, habían acogido los obispos venezolanos las marchas organizadas en recuerdo de la histórica caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958. Lo que nadie tenía previsto era que, al final de la jornada y ante miles de simpatizantes, el joven presidente de la  Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se autoproclamara presiente legítimo de la República ante una explosión de alegría popular.

Si esta era la esperanza por la que suspiran tantos millones de venezolanos desde hace años aún está por ver, dado el desarrollo posterior de los acontecimientos que han hundido aún más si cabe a Venezuela en el caos. Estados Unidos, Canadá y los doce países iberoamericanos del “grupo de Lima”, han reconocido la legitimidad de Guaidó con el argumento de que la Asamblea Nacional es la única institución democráticamente elegida frente a los fraudes de Maduro.

La Unión Europea, donde España debiera llevar la voz cantante, se mantiene en el limbo de la duda, aunque haya reclamado elecciones libres para acabar de una vez con el clima de violencia impuesto por el chavismo. Lo que vaya a ocurrir en las próximas horas en el martirizado país hermano es una angustiosa incógnita. El  riesgo es que Maduro recurra a una ciega represión para mantenerse en el poder, con la incógnita de cuál será la actitud del ejército.

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