3 de febrero

China a prueba

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El brote de coronavirus, que ha tenido como epicentro la ciudad china de Wuhan, tiene dimensiones informativas, sanitarias, económicas y políticas. Desde el punto de vista informativo es necesario que los medios hagamos autocrítica y no colaboremos en extender un pánico infundado. El miedo, por otra parte, en estos tiempos de noticias falsas, hace recurrir a mitos y rumores.

Sanitariamente el desarrollo de una vacuna necesitará meses. Nos encontramos ante el fenómeno, cada vez más frecuente, de virus que se transmiten a humanos desde animales. La herramienta para combatir la amenaza es el conocimiento científico compartido. En el campo económico hemos visto como se han desplomado los mercados del Gigante Asiático. Las autoridades chinas han reaccionado con una inyección de liquidez, solución que puede ayudar a resolver un problema puntual pero que no puede sustentar la respuesta a medio y largo plazo.

La dimensión política de la crisis es esencial. La China de Xi Jinping, un régimen en muchos aspectos totalitario, está compitiendo por el liderazgo mundial. Y, en cierto modo, la epidemia supone un examen de su capacidad. Tiene un gran poder económico, lo que no significa necesariamente habilidad para gestionar una situación así. La China de Xi tiene una gran capacidad para desarrollar infraestructuras y para controlar a la población. Pero hay que ver en qué medida la falta de transparencia y la burocracia comunista son capaces de resolver un problema que requiere rápida respuesta, confianza y agilidad.

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