LÍNEA EDITORIAL

Disentir es democrático

El acuerdo PSOE-Junts y la Proposición de Ley de amnistía se han convertido en un dogma para sus promotores

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El acuerdo PSOE-Junts y la Proposición de Ley de amnistía se han convertido en un dogma para sus promotores, que pretenden silenciar la crítica atacando a quien se opone. Hasta tal punto que han hecho del apelativo “fascista”, no solo un arma arrojadiza contra los disidentes, sino el argumento inapelable para convencer a los propios.

El expresidente Felipe González, en otra hora prohombre de la democracia, ha pasado a ser uno de tantos “reaccionarios” a quienes se silencia, simplemente por el hecho de pensar por sí mismo. No parece importarle. Y por eso, en el ejercicio de su libertad, pero también de su responsabilidad, habla sin doblez. La amnistía es intolerable, ha subrayado Felipe González. Pero lo importante no son los calificativos, sino los argumentos. La amnistía confunde intencionadamente a la ciudadanía al presentarse como una medida de gracia, cuando en realidad es el reconocimiento legal de lo sucedido en octubre de 2017, al mismo tiempo que atenta contra el principio de igualdad entre españoles. No por repetidos, estos argumentos dejan de ser ciertos. El riesgo es, precisamente, dejar de repetirlos, caer en el hastío o utilizar el trazo grueso. La democracia es deliberativa y exige, para su buen funcionamiento, el pluralismo, el contraste de ideas y la defensa de argumentos. Al adversario se le reta con ideas, no con eslóganes.