Las alegrías y tristezas del Papa a los pies de la Inmaculada
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Plenamente recuperado ya de salud, el Papa Francisco continuó en el día de la Inmaculada la tradición de visitar la plaza de España, con la que, en cierto modo, se dan por inauguradas las fiestas navideñas de Roma, como puso este viernes de manifiesto el anuncio oficial del calendario de celebraciones que presidirá el Pontífice.
Como regalo anticipado, Francisco anunció este viernes la celebración de la primera JMJ infantil. Esta Jornada Mundial de los Niños fue una propuesta de un chico italiano de 9 años, acogida con entusiasmo por el Papa, que verá finalmente la luz el próximo mes de mayo. Es cierto que los últimos pontífices han celebrado numerosos encuentros con los más pequeños, pero esta nueva JMJ supone un salto cualitativo.
A falta de conocerse los detalles, una cuestión de gran importancia hoy en la Iglesia es la transmisión de la fe, y esta celebración ofrece la oportunidad de valorar cómo se está llevando a cabo. Pero el Papa quiere también “aprender de las niñas y niños”, que se valore su aportación a la Iglesia, no tanto por lo que hagan o dejen de hacer, sino porque, al igual que María, dan testimonio con su “capacidad de asombro ante las obras de Dios y la fidelidad en las cosas sencillas”. El anuncio fue la nota alegre en una celebración marcada inevitablemente por la súplica angustiada ante el “tormento del pueblo ucraniano, israelí y palestino”, que el Papa puso ante los pies de la Virgen. “Te necesitamos, Madre Nuestra”, imploró Francisco a la Inmaculada, agradeciéndole que, por el mero hecho de existir, nos recuerde que “el mal no tiene ni la primera ni la última palabra”.