Línea Editorial 14/5/2024

La persona en el centro del desarrollo

Algunos partidos y asociaciones han hecho bandera del ataque a la Agenda 2030 a la que consideran una herramienta nefasta para imponer una ideología globalista

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Algunos partidos y asociaciones han hecho bandera del ataque a la Agenda 2030 a la que consideran una herramienta nefasta para imponer una ideología globalista y contraria a la tradición occidental. La Agenda 2030 es un plan de Naciones Unidas apoyado por 193 países que pretende alcanzar al final de la década una serie de objetivos de desarrollo sostenible como el fin de la pobreza, el hambre cero, el acceso a agua limpia y el trabajo decente para toda la población mundial. La crisis climática va a ir a más y provoca una grave injusticia, las naciones más pobres son las menos responsables del cambio climático y las que más lo sufren. Estos objetivos encajan plenamente con la Doctrina Social de la Iglesia, otra cosa es cómo se pretenden alcanzar y cierta narrativa ideológica que los envuelve.

En las últimas décadas, hemos visto cómo se puede, por ejemplo, lograr importantes avances en la lucha contra el hambre. En su momento fue una buena noticia que la comunidad internacional se pusiera de acuerdo en promover un desarrollo integral basado en la centralidad de la persona como responsable de ese desarrollo, y en el valor de la vida. Tampoco es un menoscabo de la soberanía nacional que haya una agenda global.

En lo que no deben convertirse estos objetivos es en un pretexto para promover experimentos ideológicos o para imponer a los países políticas que no respetan sus culturas y tradiciones. Además de movilizar recursos y diseñar herramientas eficaces, se debería buscar un nuevo modelo de desarrollo que tenga a la persona humana, con toda su dignidad, en el centro.

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