Por una España unida

Una multitud, unida sin complejos bajo la bandera de España, se ha concentrado este domingo en Madrid y en Barcelona para decirle al Gobierno socialista de Pedro Sánchez que la unidad nacional no se negocia.

Las manifestaciones han sido un éxito rotundo, pese a los intentos del propio Gobierno para que no fuera así, con la surrealista comparecencia del viernes de la vicepresidenta Calvo, anunciando que el Ejecutivo daba marcha atrás en su idea de nombrar un relator para mediar con la Generalitat catalana, o las palabras del presidente Sánchez tratando de estigmatizar a quienes se iban a manifestar diciendo que quieren retornar a una España en blanco y negro. Tampoco a posteriori ha parecido Sánchez darse por aludido, despachando el evidente clamor social con palabras demagógicas acerca de la verdadera forma de ser patriota. Pero ni el desprecio del Presidente, ni la sectaria mirada de algunos medios de comunicación ante lo sucedido, ni los cálculos de la Delegación del Gobierno en Madrid, pueden tapar el sol con un dedo. El movimiento popular contra las cesiones y los bandazos permanentes del Gobierno va en aumento cada día que pasa.

Si en realidad fuera un movimiento minoritario, Sánchez no seguiría apalancado en el sillón de La Moncloa y aprovecharía la coyuntura supuestamente favorable para convocar elecciones de inmediato, como prometió cuando ganó la moción de censura. Hoy esas elecciones son más necesarias y más urgentes que nunca. Los ciudadanos quieren poder expresarse en las urnas y poder decir, como han hecho de forma multitudinaria este domingo en las calles, que los españoles no estamos dispuestos a renunciar a la convivencia que llevamos disfrutando durante más de cuatro décadas, basada en la igualdad ante la ley, la libertad y la solidaridad entre nosotros.