La solución no es una intervención militar

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

1 min lectura

La reunión del Grupo de Lima, el grupo de países americanos que están a favor del restablecimiento de la democracia en Venezuela, rechazó ayer una solución militar. Estados Unidos ha dejado abierta la puerta al uso de la fuerza desde el exterior, y Juan Guaidó parece no rechazarla categóricamente.

Es comprensible que después del fracaso de la entrada de la ayuda humanitaria y ante el inmovilismo de la tiranía, haya quien piense que hay que amenazar con la fuerza para que la dictadura no se institucionalice como en Cuba. Pero la intervención militar, muy compleja en su realización, no tendría garantizado el éxito y aumentaría el sufrimiento del pueblo venezolano. La invasión es fácil de llevar a cabo, lo complicado es mantener la ocuopación y que esa ocupación sea positiva. La Unión Europea, con razones adecuadas, ha reclamado que se descarte la fórmula militar.

Maduro, a pesar del evidente desgaste que ha sufrido en las últimas semanas, no está dispuesto a marcharse. Las deserciones en el ejército no han sido definitivas. No hay más salida que intentar forzar unas elecciones presidenciales realmente libres, y no hay más fórmula para provocarlas que una paciente labor de aislamiento y presión al régimen. Quizás no sea conveniente rechazar la batalla por un corredor humanitario impulsado desde Naciones Unidas. Esa ayuda humanitaria podría, de algún modo, compensar las consecuencias del embargo petrolero. 

Temas relacionados