J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Agradecimiento a la Guardia Civil

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Esta semana se celebra la Virgen del Pilar, que entre otras cosas es la patrona de la Guardia Civil. La benemérita vive estos días bajo una enorme presión en Cataluña, convertida, junto a la Policía Nacional, en la villana oficial de la jornada del 1 de octubre, según el demencial relato que incluso ha comprado buena parte de la oposición en Madrid. Pero la realidad es que los agentes se limitaron a cumplir un mandato judicial con la máxima profesionalidad y el menor uso de la fuerza posible, hasta el punto de que, si se compara la actuación con otras anteriores de la policía catalana, el nivel de violencia fue muy inferior. En un Estado de Derecho, en todo caso, la justicia debe investigar con imparcialidad todas las denuncias, pero la misma contundencia sería deseable para desmontar la burda manipulación sobre la actuación de estos cuerpos.

Además de ser expulsados de hoteles y sufrir escraches, muchos hijos de los agentes han padecido hostigamientos. El contrapunto de dignidad lo pusieron los alumnos de un instituto en Sant Andreu de la Barca, junto al mayor cuartel de la Guardia Civil en Cataluña, al concentrarse en solidaridad con sus compañeros hijos de guardias civiles y contra algunos profesores que les señalan con dedo acusador. O los incontables ciudadanos catalanes que, estos días, se han atrevido a mostrar su solidaridad a los agentes de estos cuerpos en Cataluña, que se juegan la vida por defender la libertad y los derechos de todos. Incluidos aquellos que no entienden que, sin respeto a la ley, no hay derechos ni libertad que valgan.