La ambigüedad culpable de Zapatero
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Madrid - Publicado el
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Después de dos meses desde que se celebraron las elecciones en Venezuela, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha aparecido en público para presentar su nuevo libro. Sus silencios y atropelladas declaraciones, llenas de ambigüedades a la hora de aclarar su papel en el exilio de Edmundo González, indican que está instalado en el papel de cooperador de hecho del régimen de Maduro. Aunque se acoja a un supuesto rol de mediador y facilitador de procesos, Zapatero está legitimando la tiranía venezolana con la aceptación de que existe un conflicto entre el Gobierno chavista y la oposición. Lo que pasa en Venezuela a estas aturas es que existe una ilegítima ocupación del poder que no ha aceptado el resultado de unas elecciones democráticas.
Al margen de los intereses políticos y personales de Zapatero, su actitud en este proceso desacredita a la política española y embarra más una trayectoria anterior nada brillante. Zapatero fue el presidente del partido socialista que rompió algunos de los consensos básicos de la democracia desde la Transición en cuestiones tan capitales como las políticas educativas, de memoria y de conformación de la ética social. En su comparecencia de ayer insistió en que toca esperar y que la solución en Venezuela debe venir de la política y del diálogo. Deseos nobles, pero poco creíbles en boca de quien está instalado en una falsa neutralidad que obvia las muertes de opositores, las detenciones y el estado permanente de vulneración de los derechos humanos en aquel país.