La arbitrariedad del ministro de Exteriores

Albares está haciendo "una gestión que no respeta los procedimientos y que está degradando el buen nombre y la reputación de la diplomacia española"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En contra de lo que viene a ser habitual en el mundo de la diplomacia, el cesado embajador de España en Bélgica, Alberto Antón Cortés, ha dirigido al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, una contundente carta en la que le acusa “sembrar la inseguridad y el miedo entre los que tenemos la responsabilidad de defender los intereses de España en el Exterior”. Y añade que, a la hora de asignar puestos y destinos, el ministro confunde “la discrecionalidad con la arbitrariedad”.

El cese de Antón se ha producido después de que, durante el encuentro anual de embajadores, se quedara dormido en el discurso del ministro de Exteriores debido a que estaba tomando antihistamínicos para paliar una fuerte gripe. Un vídeo con las imágenes del embajador se ha utilizado como prueba de lo que Albares consideró una afrenta hacia su persona. El embajador considera en su misiva que se pretende ensuciar su reputación profesional, labrada a lo largo de cuarenta años de carrera.

Esta decisión de Albares se suma a otras ya denunciadas, y se inscribe en una gestión que no respeta los procedimientos y que está degradando el buen nombre y la reputación de la diplomacia española. El ministro Albares ha conseguido convertirse en lamentable protagonista de los medios de comunicación internacionales en detrimento de nuestra imagen exterior. La política internacional debe ser ante todo una política de Estado, y no puede estar marcada por obsesiones personales ni intereses partidistas.