LÍNEA EDITORIAL

La atención integral a las personas enfermas

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En la festividad de la Virgen de Lourdes, como cada año la Iglesia ha celebrado este domingo la Jornada Mundial del Enfermo, en esta ocasión con el acento particular puesto en sobre las familias de los enfermos, pues cuando una persona enferma, enferma también, en cierta medida, toda la familia. Es bien conocido que, también en este ámbito, la Iglesia predica y da trigo, anuncia y arrima el hombro, acompañando a los enfermos en casas, parroquias u hospitales, y de forma muy especial a aquellos que no tienen a nadie que les acompañe y son, como dice el Papa Francisco, tantas veces descartados por una sociedad que, en ocasiones, aplica la lógica del deshecho también con las personas.

Precisamente el Papa ha puesto este domingo el dedo en la llaga de aquellas situaciones en las que, en todas partes del mundo, además de la falta de salud, a menudo los enfermos sufren soledad y marginación, y sobre las enfermedades del corazón como el egoísmo, la soberbia o la corrupción, que necesitan ser purificadas. La memoria de la larga historia de servicio a los enfermos es motivo de alegría para la comunidad cristiana, y especialmente para aquellos que realizan ese servicio en la actualidad.

Hace falta mirar al pasado para dejarse enriquecer por él y seguir proporcionando a los enfermos una atención innovadora, fiable e integral, de las que atienden el cuerpo y el alma, respetan a la persona enferma en su dignidad y la colocan siempre en el centro del proceso de curación.

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