La caída de Goma y el riesgo de un nuevo estallido en los Grandes Lagos
"El único paso que hasta ahora no se había atrevido a dar su presidente, Paul Kagame, era tomar Goma, pero el relevo en la Casa Blanca parece haberle animado a pasar a la acción"
Madrid - Publicado el
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La toma de Goma, al este de la RD del Congo, amenaza con volver a sumir a la región en llamas, reiniciando el conflicto que estalló en los Grandes Lagos en los años 90. La ciudad ha sido conquistada por el grupo rebelde M23, que desde hace tiempo la mantenía rodeada, pero la mano detrás de la operación es claramente Ruanda. La justificación que ha esgrimido siempre este país cuando se le acusaba de apoyar a guerrillas como el M23 es la defensa de la minoría tutsi y su propia seguridad. En la práctica, lo que ha conseguido Ruanda ha sido convertirse en uno de los principales exportadores del mundo de valiosos minerales de los que, curiosamente, carece. Todo esto ha podido hacerlo con la complicidad de Occidente, de donde no han dejado de fluir las inversiones y las ayudas. El único paso que hasta ahora no se había atrevido a dar su presidente, Paul Kagame, era tomar Goma, pero el relevo en la Casa Blanca parece haberle animado a pasar a la acción. La reacción de los vecinos del Congo ha sido relativamente tibia. Solo Sudáfrica amenaza con acciones militares por la muerte de algunos de sus soldados, miembros del contingente de la ONU. De ahí que, a la desesperada, el Congo apele a la ayuda rusa. Pero no viene de ahí el principal riesgo de escalada, sino del desmembramiento de un Estado inoperante y corrupto, que por sus inmensas riquezas naturales representa un apetecible botín para la rapiña. La cifra de refugiados vuelve a dispararse, alertando seriamente del peligro de una nueva tragedia humanitaria.