¿Camino a la normalidad?

Ya puedes escuchar la línea editorial COPE de este miércoles 11 de septiembre de 2024

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Han pasado 12 años desde que la Asamblea Nacional Catalana lideró una sonada manifestación independentista para conmemorar la Diada. Con el lema «Cataluña, nuevo Estado de Europa» se daba el pistoletazo de salida a un proceso que ha generado un grave problema político, que ha pretendido hacer saltar las costuras del marco constitucional y que ha provocado problemas cívicos de extrema relevancia. 

Artur Mas quiso liderar ese proyecto y entró en una deriva en la que hizo extraños compañeros de viaje. Hay que seguir recordando lo que ha pasado en estos años y no banalizar los desafíos a los que ha habido que hacer frente, porque las apariencias de calma no deben confundir a nadie.

La llegada de Salvador Illa al gobierno de la Generalitat no lo arregla todo como si de un acto mágico se tratara. 

Es verdad que su posición institucional difiere de la de sus inmediatos predecesores y que su discurso ante la Diada se aleja del soberanismo y, lo más importante, busca acercase a todos los catalanes. 

Illa centra su proyecto político en la gestión de los servicios públicos o en la inmigración. No se ha olvidado de que la sociedad catalana se ha ido edificando con la participación de todos los que viven y trabajan en Cataluña. 

Las diferencias con sus predecesores son innegables, pero solo el día a día podrá ir consolidando una nueva etapa. 

      
             
      

La amnistía no es un tema cerrado como tampoco lo es el llamado concierto catalán. Y ambos temas, sumados a un discurso xenófobo en manos del partido de la alcaldesa de Ripoll, son una bomba de relojería. 

Illa y su Gobierno deberán hacer prodigios de habilidad y hacer visible que ser Presidente de todos, implica llegar a acuerdos parlamentarios con todos.

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