LÍNEA EDITORIAL
La canción de nunca acabar
La CUP se abstiene en primera vuelta e impide que Turull sea elegido Presidente de la Generalitat.
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La CUP se abstiene en primera vuelta e impide que Turull sea elegido Presidente de la Generalitat. Esta es la noticia de la tarde que, no por esperada, deja de prolongar el sicodrama en que los independentistas han convertido la política catalana. Es verdad que Jordi Turull podría ser inhabilitado mañana mismo, pero no es menos cierto que la abstención de la CUP no hace más que evidenciar la falta de una salida política para la preocupante situación institucional que se vive en Cataluña.
La supuesta astucia con la que los independentistas parecen desenvolverse ya no da más de sí. Con Sánchez y Forn en la cárcel por riesgo de reiteración delictiva, tal como el Supremo ha establecido de nuevo hoy, está claro que la Justicia avanza implacable. Mientras tanto, ERC y las gentes de Puigdemont agotan los últimos cartuchos; sus propios fracasos les van a forzar a nombrar a un candidato sin facturas pendientes. O eso, o la convocatoria de elecciones. No hay otra salida para hacer frente al esperpento que los independentistas están escenificando en Cataluña.
Los valores propios de la democracia parlamentaria están siendo reducidos a lo grotesco. Todo lo que sucede en el Parlamento de Cataluña es un puro desatino. Los responsables son el independentismo y sus corifeos. A ellos habrá que imputar el descrédito institucional y, cómo no, cobrarles la factura política.