J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
Cataluña, fin de una época
Los últimos tres meses han sido tan agitados como inciertos en Cataluña.
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Los últimos tres meses han sido tan agitados como inciertos en Cataluña. Sin embargo las instituciones han funcionado y un acuerdo parlamentario sin precedentes ha hecho posible que los ciudadanos puedan elegir hoy a sus legítimos representantes con absolutas garantías legales y políticas. La normalidad institucional, aunque a primera vista cueste creerlo, ha certificado la derrota del independentismo, tal y como hasta ahora lo hemos conocido. Los catalanes votan hoy un Parlamento autonómico y ninguna fuerza independentista ha boicoteado estas elecciones. Todos saben, los independentistas también, que ni el Estado español ni la Unión Europea se van a doblegar.
Mañana, sean cuales sean los resultados, hay que comenzar a tejer un nuevo proceso que en esta ocasión ya no podrá jugar a la división y al enfrentamiento. La fractura social y la pérdida de protagonismo económico y social son cargas demasiado pesadas. No hay futuro fuera de la cooperación. Y para eso, en más de un momento, habrá que contar también con quienes nos han traído hasta aquí, si están dispuestos a respetar la legalidad. Así es la política democrática, la única verdaderamente capaz de resolver pacíficamente los conflictos, por graves que estos sean.