LÍNEA EDITORIAL
Cristianos y musulmanes, llamados a la colaboración
"La Santa Sede se muestra convencida de que, dentro del respeto a las diferencias, puede establecerse una base sólida para construir unas relaciones pacíficas"
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La pasada semana se inició el mes de Ramadán durante el cual los musulmanes olvidan sus divergencias internas y guardan un riguroso ayuno mientras duran las luces del día, en cumplimiento de uno de sus preceptos angulares. El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, presidido por el cardenal Jean Louis Tauran, envió a la comunidad islámica un mensaje de buenos deseos, cuyo contenido ofrece materia para una profunda reflexión. La práctica del ayuno, la oración y la limosna que caracterizan la celebración de este noveno mes de su calendario, es una buena ocasión para pensar en la necesidad de buscar la colaboración entre musulmanes y cristianos en busca del bien común.
Sin esconder las diferencias entre ambos, el Vaticano propone evitar que la religión sea instrumentalizada al servicio de intereses ideológicos en un mundo que se caracteriza por la globalización de la indiferencia y que tan necesitado está de los valores morales y religiosos que comparten las dos religiones. De acuerdo con este espíritu, la Santa Sede se muestra convencida de que, dentro del respeto a las diferencias, puede establecerse una base sólida para construir unas relaciones pacíficas. De esta forma se ofrecería a la humanidad un testimonio creíble del amor del Todopoderoso y se demostraría que las religiones, vividas con autenticidad, no son fuente de tensiones y violencia sino todo lo contrario: fuentes de paz y concordia.