La democracia liberal debe hacer autocrítica

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Por más que las elecciones de los EE. UU. se hayan desarrollado a través de canales estrictamente democráticos, sería muy ingenuo pensar que la institucionalidad y algunas garantías del orden liberal no correrán peligro bajo un nuevo mandato de Donald Trump. Su actitud tras el asalto al Capitolio en 2021, el largo expediente judicial que tiene a sus espaldas o los extravagantes anuncios que ha formulado durante su última campaña son motivos suficientes para albergar una justificada inquietud.

Sin embargo, el apabullante resultado electoral que ha cosechado el líder republicano obliga al Partido Demócrata y, de modo más amplio, a los defensores de la ortodoxia democrática y liberal, a hacer un diagnóstico autocrítico que permita dar cuenta de lo que ha sucedido. Donald Trump, a pesar de su populismo y falta de respeto institucional, ha sido capaz de concitar un apoyo tan mayoritario porque la alternativa de Kamala Harris ha resultado menos atractiva para la ciudadanía estadounidense, y porque el republicano ha demostrado una extraordinaria capacidad para capitalizar un malestar ciudadano que sería temerario ignorar. Es contraproducente demonizar al votante trumpista, y es imperativo comprender los motivos por los que personas razonables han podido decantarse por una opción tan excéntrica. El orden democrático más clásico debe analizar con urgencia por qué sus recetas están perdiendo un atractivo que, hasta hace poco tiempo, parecía garantizado.