'Línea Editorial'

Escapar de la cueva

Se lleva a cabo una lucha contra el tiempo y el agua. Todos hemos considerado este esfuerzo algo normal: no se pueden escatimar recurso alguno, se trata de salvar vidas.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Todos estamos pendientes de la operación de rescate que se está llevando a cabo en Thailandia para rescatar a los 12 niños que quedaron encerrados en una cueva. Cuatro de ellos ya han sido puestos a salvo y este lunes se han reanudado las labores para poner a salvo a los 9 restantes y a su entrenador. Se está llevando a cabo un gran esfuerzo con decenas de buceadores, un gran despliegue de cooperación internacional. Se lleva a cabo una lucha contra el tiempo y el agua. Todos hemos considerado este esfuerzo algo normal: no se pueden escatimar recurso alguno, se trata de salvar vidas. Y la vida, la vida de uno solo de los niños, vale más que cualquier cosa. Es bueno que esta evidencia, en este caso, sea tan clara. Hay otras circunstancias en las que no tiene tanta fuerza.

Somos más indiferentes a los 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo y a los 200 millones de niños que están desnutridos. Uno de cada cuatro niños en el mundo vive en un país que está en emergencia. 230 millones de niños viven en países afectados por conflictos armados. Y la mitad de los refugiados del mundo, es decir, 30 millones, son niños. En los últimos días hemos visto políticas migratorias que han separado a las familias. Estamos viendo los que llegan en las últimas olas de pateras. Nos cuesta trabajo ver las numerosas cuevas en las que está encerrada la infancia. No nos resulta evidente que la vida de un niño que sufre una discapacidad o una malformación merece todos los recursos disponibles, merece sobre todo que le quieran.

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