LÍNEA EDITORIAL
Escucha, acogida y reparación
Tras la visita del Papa a Chile, los acontecimientos relacionados con los abusos perpetrados por el sacerdote Fernando Karadima se han precipitado
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Tras la visita del Papa a Chile, los acontecimientos relacionados con los abusos perpetrados por el sacerdote Fernando Karadima se han precipitado. El Papa ha cerrado una parte del proceso y ahora se abre un segundo momento de extrema importancia para la Iglesia en Chile, pero también para la Iglesia universal.
Francisco encargó una investigación completa, reconoció sus errores de valoración y pidió perdón a las víctimas cara a cara. Después convocó a los obispos chilenos a Roma. Chile es para el Papa Francisco lo que Irlanda fue hace ocho años para el Papa Benedicto XVI. Los abusos sexuales, de poder y de conciencia no deben tener espacio en la Iglesia, pero tampoco el encubrimiento, que hunde sus raíces en el clericalismo y el dominio de una mentalidad elitista. Los abusos quiebran la comunión y la Iglesia debe recomponerla.
Así de tajante ha sido el Papa. Así de duro, pero también sanador, será el camino que le toca recorrer a la Iglesia en Chile. Los obispos chilenos han mostrado su disposición a colaborar en las medidas que decida poner en marcha poniendo sus cargos en las manos del Papa Francisco. También han pedido perdón a las víctimas y han reconocido su perseverancia y valentía. Se inicia así el camino para restablecer la justicia y la comunión eclesial.