ETA no se arrepiente

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La noticia de la posible disolución de la banda ETA nos recuerda que aunque no maten, los terroristas siguen organizados, poseen fondos que les permiten vivir, cuentan con una organización y con infraestructura suficiente para vivir ocultos y a buen recaudo. En un documento avanzado por el diario GARA, ETA dice que ha llegado la hora de «cerrar el tiempo del conflicto armado y las situaciones relacionadas». Eso sí, ellos ni se arrepienten ni están dispuestos a pedir perdón. Su cambio es puramente táctico, porque ahora entienden que las vías políticas son más eficaces para alcanzar sus objetivos.

Hace seis años que ETA anunció el final de la lucha armada y esto tenía que llegar. De momento, ya han adelantado que su lucha política continúa y que no piensan disolverse en movimientos sociales, ni tampoco irse a casa. ETA es una triste y dolorosa herencia que jamás podrá ser borrada pero que debe ser definitivamente neutralizada. Su disolución, si es que se produce, llega tarde y no es fruto de ninguna regeneración moral sino de un puro cálculo.

El Estado debe cumplir con su deber de hacer justicia en todos los delitos pendientes de resolver, y la sociedad española, especialmente la sociedad vasca, deberá afrontar el reto de la memoria y de la verdad para que el mal causado por ETA no nos siga condicionando en el futuro.

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