Europa necesita volver a seducir

El acuerdo alcanzado este domingo para formalizar la salida del Reino Unido de la Unión Europea no es una buena noticia. Se ha aprobado, a la espera del respaldo del Parlamento Británico, una ruptura que supondrá la pérdida de un socio conflictivo pero muy relevante. La noticia de la ruptura no es buena, pero los términos en los que se ha pactado sí son buenos. Bruselas se ha mantenido firme en el período de las negociaciones y ha conseguido un buen acuerdo para la Unión y para los británicos, a pesar de lo que digan los euroescépticos.

El Reino Unido pagará los 45.000 millones que se le reclaman. Los que sean residentes europeos en tierras británicas y los británicos en tierras europeas, que lo sean hasta finales de 2020, mantendrán sus derechos. Habrá unión aduanera durante los próximos dos años y proseguirá el mercado interior para Irlanda del Norte. Después hay posibles prorrogas. Y ya veremos qué puede ocurrir más tarde.

Lo que no ha quedado bien resuelto ha sido la cuestión de Gibraltar. En 2017 estaba claro que España tenía derecho de veto sobre el Peñón. Ahora las prerrogativas de nuestro país se recogen en una declaración sin validez jurídica y el texto normativo incluye a la Roca en el territorio británico. El Gobierno de Sánchez ha presentado como gran éxito una fórmula que supone un retroceso. Lo tenemos más difícil para batallar por la co-soberanía.