Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los militantes del Partido Popular han decidido que Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado sean quienes disputen el liderazgo futuro del principal partido de centro derecha español. Lo han hecho por primera vez mediante un proceso de primarias que culminará los próximos 20 y 21 de julio en un congreso extraordinario. Más allá de las interpretaciones sobre quién ha sido el vencedor en esta primera etapa, o qué decidirán los compromisarios, lo que está claro es que el Partido Popular se encamina hacia una nueva etapa de su historia que debe acabar con algunos lastres que le han hecho perder credibilidad y que han emborronado su imagen pública.
El Partido Popular está inmerso en un proceso de cambio del que hay que esperar salga más unido y fortalecido para conformarse, de nuevo, como una alternativa válida que satisfaga a una parte relevante de la sociedad. Ahora tiene la oportunidad de consolidar un proceso de renovación, también generacional, en el que los valores y principios que han dado sentido a esta formación política desde sus momentos fundacionales adquieran un nuevo protagonismo. El PP se ha nutrido de las tradiciones liberal y conservadora y del humanismo cristiano para poner a la persona en el centro de la política, defender la prioridad de la sociedad frente al Estado, valorar la familia como centro de la vida social y promover la cohesión social. Quien presida en un futuro el PP deberá afrontar una batalla política que también será ética y cultural. Y esto deben tenerlo en cuenta quienes decidan el futuro de esta formación política.