Hagamos memoria

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Hoy se cumplen 80 años de la liberación de Auschwitz, un aniversario que nos recuerda el horrible exterminio de millones de personas, sobre todo judíos, que fueron víctimas de la ideología y de la barbarie capaces de aniquilar a la humanidad traspasando las fronteras del odio y de la violencia. Como recordaba ayer el Papa Francisco, tras el rezo del Ángelus, tenemos el deber de no olvidar el horror. San Juan Pablo II, en 1998, decía que la Shoah sigue siendo una mancha imborrable en la historia de la humanidad. Comprometidos con las víctimas inocentes de todos los genocidios declarados y encubiertos a lo largo de la historia de la humanidad, como dijo también Benedicto XVI en su visita a Auschwitz en 2006, nosotros elevamos nuestro grito a Dios para que impulse a los hombres a arrepentirse, a fin de que reconozcan que la violencia no crea la paz, sino que solo suscita una espiral de destrucciones en la que todos son perdedores.

A propósito de la efeméride que hoy conmemoramos, la subcomisión episcopal de Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso ha publicado una Nota en la que anima a reflexionar profundamente sobre el significado de la Shoah y a trabajar juntos por el respeto de la dignidad de las personas en toda circunstancia, y también a decir un no rotundo a cualquier medida que pudiera vulnerar el derecho fundamental a la libertad religiosa. Ese el compromiso que tenemos con la verdad y con la historia para que, recordando cómo se inició ese camino de muerte, exterminio y brutalidad, podamos tener siempre a mano el antídoto para que algo así no vuelva a suceder.