Hay razones para la esperanza

Nicolás Maduro ha tomado posesión para un nuevo mandato como presidente del Venezuela en un acto que consolida su régimen como una dictadura. Los acontecimientos de las últimas horas pueden inducir al pesimismo sobre el futuro del país. 

Conviene recordar todo lo que ha sucedido desde las pasadas elecciones de julio. Hay factores positivos.

En las elecciones de julio Maduro cometió un fraude descarado. En esas elecciones, como ha quedado acreditado por las actas recuperadas por la oposición, el 70 por ciento la población apoyó el cambio. La credibilidad del régimen bolivariano se ha derrumbado. 

Ya pocos países, salvo dictaduras como Cuba y Nicaragua, pueden seguir hablando de Venezuela como una democracia. 

El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha asegurado en las últimas horas que, como líder de izquierda, condena la dictadura de Maduro. El propio Trump ha reconocido a Edmundo González como presidente electo.

Maduro sigue teniendo el control de las armas y las ha distribuido entre la población. Ha cerrado la frontera con Colombia. Ha recrudecido la represión. Todo eso es síntoma de debilidad. 

Las elecciones de julio mostraron también que los estratos más bajos del ejército no están con él.

Marina Corina Machado ha demostrado estar al frente de una oposición valiente, inteligente y, quizás lo más importante, unida por primera vez en mucho tiempo. Ahora hace falta que la presión internacional no ceje.