La incógnita no es Maduro sino Sánchez

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El gobierno venezolano, con Maduro al frente, ha decidido provocar una crisis diplomática con España. Desde que Edmundo González aterrizó en España todo se ha complicado. Maduro no acepta, bajo ningún concepto, una sola crítica. Algo que la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha ignorado. En el acto de presentación de una novela, Robles habló de las dictaduras, la represión y la violencia institucional, hizo referencia a las mujeres afganas y a la violencia que padecen, y citó a los exiliados de la dictadura venezolana.

Maduro y su ministro de Exteriores han reaccionado de manera violenta, convocado al embajador de España y llamado a consultas a su embajador en Madrid. Es un despropósito propio de un tirano que lleva más de un mes intensificando la violencia y la represión. La pregunta es qué hará el Gobierno de España, más aún cuando está implicada una de sus ministras.

Sánchez recibió a Edmundo González, pero no ha mostrado ningún interés en mostrarse contundente con Maduro. Zapatero lleva semanas maniobrando para evitar las sanciones contra Maduro. Y en las relaciones entre el Gobierno y el oficialismo venezolano hay demasiados cabos sueltos. Todo apunta a un acto de propaganda ante el que la incógnita no es Maduro, sino Sánchez.