El independentismo en su laberinto

En las últimas horas ha tenido lugar en TV3 el último debate de la campaña de las elecciones catalanas. Ha sido un retrato preciso de aquello que los partidos independentistas que no han querido abordar. Jordi Turull, representante de la lista de Puigdemont, se negó explícitamente a discutir sobre políticas sociales. Solo quería hablar de la futura independencia. Igual que Marta Rovira, la representante de ERC.

El independentismo se niega a proponer un programa de Gobierno, su único programa es la secesión. Y cuando se les pregunta a sus líderes cómo van a conseguir una república catalana que ya ha fracasado no responden. Son dos datos decisivos a la hora de votar el próximo jueves. Las papeletas de Junts per Catalunya y de ERC sitúan otra vez el reloj en el momento de la Declaración Unilateral de Independencia. Ya hemos visto todo lo que ha venido después.

Por si fuera poco las dos formaciones compiten entre sí para rentabilizar el victimismo. Oriol Junqueras, el líder de ERC en prisión, acusa a Carles Puigdemont de esconderse y de no ser consecuente. A lo que Puigdemont le responde que su fuga es un ejercicio de responsabilidad. Por mucho que se quiera estirar el victimismo, lo lógico sería que muchos de aquellos que, por una razón u otra, apostaron por el llamado Procés, revisaran la confianza que otorgaron al independentismo en 2015. El tiempo no se ha quedado congelado.